SEMIRAMIS, La Reina Madre BABILONIA, BIBLIA, IDOLATRÍA, NIMROD, SEMIRAMIS, TAMMUZ

ESTA PAGINA ESTA HECHA CON EL FIN DE COMPARTIR LA PALABRA DE DIOS Y PODER DESPERTAR A UN PUEBLO DORMIDO ... PENSADO EN LA URGENCIA DE DIOS PARA PODER LLEGAR A LOS HOMBRES PONIENDO LOS OJOS EN CRISTO JESUS., JESUS VINO AL MUNDO NO PARA DEFENDER EL CIELO , SINO COMO UN GRAN GUERRERO EN EL PLAN DE CONQUISTA., VINO PARA DESTRUIR LAS OBRAS DEL DIABLO..AQUI NO IMPORTA LA FAMA O EL DINERO NI LA POPULARIDAD NI SIQUIERA LA VIDA MISMA AQUI LO QUE INPORTA ES EL EVANGELIO,.. DIOS LES BENDIGA JESUS VIDA ETERNA

Después de la muerte de Nimrod, Semiramis, su esposa, se dedicó con afán a mantener viva entre los hombres la proclama que afirmaba que Nimrod era el Dios Sol. Esta mujer que profesaba la idolatría y era practicante de múltiples perversiones, tuvo un hijo, producto del adulterio y su desenfreno sexual, al cual puso por nombre, Tammuz. Semiramis, la Reina Madre, quien a la par que su fallecido esposo, también poseía una desmedida ambición de poder, y por ello proclamo e impuso a este hijo ilegitimo como la reencarnación del mismo Nimrod, argumentando que era producto de una preñéz sobrenatural sin intervención de hombre alguno, y que él era la semilla divina que salvaría al mundo de sus penurias. Sin duda alguna Semiramis tenía conocimiento de las sagradas escrituras que profetizaban la venida de un Mesías; pues la similitud entre estas y la historia inventada por la Reina Madre, son más que evidentes. Pero no sólo Tammuz era adorado: Semiramis se aseguró de que ella también fuese, tan o más venerada que su hijo.

Fue así como en la antigua Babilonia se dio comienzo a la idolatría. Tammuz era representado por El becerro de oro y Nemrod , como Dios solar, era representado en la tierra por el fuego que se encendía en sus misteriosos rituales. También se le simbolizaba por medio de discos dorados, árboles e imágenes de diversos animales.

Mientras Semiramis disfrutaba de una desenfrenada vida sexual, que ella misma se había ocupado de hacerla pasar como parte exigida por los rituales y cultos a su hijo y a su difunto esposo. La idolatría fue esparciéndose por el mundo